viernes, 28 de abril de 2017

Costa Rica 2a parte, Turrialba

Después de un viaje cortito desde la capital llegué a Turrialba, una de las poblaciones más antiguas de este país. Su economía, para los curiosos, se basa en el cultivo de caña de azúcar, café, lácteos, macadamia y hortalizas.
Al llegar a la parada de bus de Turrialba hice una compra de frutas básicas y me animé a comprar una Guanábana de un kilo y medio. Fruta de excelentes propiedades nutricionales y para la lucha contra varios tipos de cáncer. https://es.wikipedia.org/wiki/Annona_muricata

Llegué, sin ningún problema, a lo que iba a ser mi hogar durante mi semana de voluntariado en Spanish by the river, Turrialba (la misma escuela de Boquete y Bocas, dónde hice las lámparas).

Aquí viven los dueños de todas estas escuelas, Ingrid y Fernando con sus cuatro hijos, dos personas que tuve el placer de conocer en Boquete y a las que me hizo mucha ilusión volver a ver. Ingrid una super madre con la que pude hablar en un par de ocasiones y a la que ayudé en el hostal en el fin de semana para que pudiera disfrutarlo con sus hijos. 
El hostal se sitúa en mitad de un bosque, con vistas al volcán Turrialba, aún activo. Un lugar escondidito entre las montañas, dónde las noches son iluminadas por las luciérnagas y el sonido de los insectos y, los amaneceres y atardeceres por el canto de los pajaritos.

Tenían un lindo gatito que me hacía compañía por las mañanas. Milú.

Y un perro enorme, de pocos meses. Aquí sale Rubén con Cai.
Desde la escuela se puede ir caminando por un sendero precioso hasta el pueblo.
En el que te acompañan los pajaritos…
Y te miran vacas tumbadas sobre el mullido césped
y… en el que las vistas al volcán no te dejan indiferente.

El pueblo es pequeñito. El primer día Fernando me dio una vuelta por el pueblo para que lo conociera y comprara cosas para comer porque cerca del hostal no hay nada. Un paseo muy agradable en su super coche.
Las casas no muy altas, de colores y originales, como esta,
con su gentecilla,
sus dulces tentadores y sus riquísimas frutas.
Aquí he podido descansar, hacer algo de ejercicio, dibujar, leer, meditar y dormir bien en mi cuca habitación.



Ayudaba a Ingrid a hacer los desayunos para el grupo de estudiantes que vino a estudiar español. Aprendí a hacer tostadas francesas: pan remojado en una mezcla de huevos, vainilla y canela, después por la sartén con un poquitín de aceite, tipo torrijas.

También he pasado buenos ratos con Tatiana, la profesora de español. La última noche los chicos tenían cocina tica en su casa y ella me invitó a ir. Cocinamos enyucados que consiste en cocer la yuca (también se podría hacer con patata) y crear con ella una masa con un poco de sal, rellenarlo de una salsa de carne o bien de queso y, por último, freírlo con abundante aceite. Lo comimos acompañado de una ensalada con palmitos y frijoles molidos.

Al día siguiente desayuné como una tica, con Tatiana y Nicola (uno de los estudiantes, las chicas son unas dormilonas), Gallo Pinto, arroz con frijoles, culantro, cúrcuma, acompañado de revuelto de huevos, queso de Turrialba y plátano frito.

También he conocido a Diego, el hijo de Manuel al que ya vi en Boquete. Ambos trabajan en la escuela con temas de mantenimiento. Muy buena gente!!!

Y, por supuesto, he estado en lugares alucinantes:

Rafting Río Pacuare

He tenido la suerte de hacer rafting en el Río Pacuare. Actividad que no estaba en mi lista de “cosas por hacer” por el precio que tiene. Ingrid y Fernando me invitaron. La experiencia fue máxima.

Esto ocurrió el día después a mi llegada. Estaba a punto de desayunar, cuando, de repente, me dijeron que había un hueco para mí. Me puse el desayuno en un tupper y me monté en el 4x4 sin dudarlo con una pareja de ingleses y un gringou. Allí estaba el conductor, un tico con el que, a lo largo del camino, me enseñó el nombre de cerros, pueblos, ríos... También me hablada de pájaros, mariposas, toros… Un viaje ameno e instructivo.


Después de una hora de viaje, llegamos. Nos equipamos y los guías nos dieron unas cortas lecciones de cómo remar. No parecía complicado. Y sin perder tiempo nos metimos todos a la barca.

Este río es considerado como uno de los cinco ríos mejores de mundo para hacer rafting y está entre los diez ríos más bonitos del mundo, según el National Geographic. Este espectacular río nace en la cordillera de Talamanca a 3.000 msnm y desciende por las montañas hasta desembocar en el mar Caribe. Tiene una longitud de 133km. Nosotros hicimos unos 30km con un gradiente de 200m aproximadamente con más de 38 rápidos, entre el sector de Tres Equis y Siquirres.

Durante el recorrido disfruté de unas vistas preciosas de 360 grados. Rodeada de un bosque tropical húmedo pude ver pequeñas cataratas, tirolinas que usan los indígenas Cabecar para cruzar de un lado del río al otro y también pude ver cómo un tren cargado de plátanos cruzaba por un bonito puente.

La dificultad del rafting no fue para tanto, quizás, porque el río estaba bajo, según comentaba el guía. Nosotros obedecíamos sus órdenes que llegaban desde la parte trasera: power twice (remar dos veces), power three times (remar tres veces), relax, celebrate (chocábamos los remos), lining (agarrados de la cuerda y agachados, por seguridad), get down (para cuando venía algo gordo). Era malo, porque, a veces, cuando venía algo gordo como una ola o remolino, decía “celebrate” y todos teníamos que chocar los remos hacia arriba.

A duras penas pude sacar fotos, porque la regla número uno era no soltar el remo. A mitad de camino hicimos una parada en una cascada muy bonita, para descansar, tomar algo de fruta y bañarnos.


Continuamos con el descenso. Uno de los monitores iba con su kayak azul pequeñito haciendo piruetas. A veces se quedaba sobre una roca girando, otras se quedaba en un remolino, surfeaba por los rápido que daba gusto, parecía bastante divertido.

Antes de que el recorrido tocara su fin, nos tiramos al agua en la parte llamada Cañón de Dos Montañas, 15 metros de anchura cuyas paredes verticales se alzan a más de 100 metros de altura. Un lugar impresionantes dónde dejé mi cuerpo flotar mirando hacia arriba, guauuuu…. Me costó subirme de nuevo a la barca y con los últimos rápidos, nos despedimos. Nos llevaron a comer a una soda, nada del otro mundo, arroz con frijoles, plátano frito, pollo/pescado y ensalada.

Noche de bichos

Esta noche estaba prácticamente sola. Los jefes duermen arriba (bastante arriba) y en el hostal había sólo dos chicas en la habitación de abajo, así que estaba sola en toda la planta principal. Esta noche no tenía sueño y se me hizo tarde. Me fui a duchar y apunto de girar el grifo, veo encima de mi cabeza una enorme araña peluda del tamaño de mi mano.
No había visto cosa así nunca, me pilló de sorpresa. Terminé de ducharme sin quitarla ojo y la hice un book de fotos para el recuerdo porque espero no volverla a ver. Al día siguiente, Ingrid me dijo que es inofensiva pero luego Tatiana me dijo que esas saltan…

Como ya no quería entrar a ese baño y me tenía que lavar los dientes, fui al baño que tiene la habitación vacía que estaba al lado de la mía. Mientras me estoy lavando los dientes, veo como dos puntitos verdes luminosos se acercan a toda velocidad hacia mí. Una luciérnaga se había colado en la habitación! Salí del baño despavorida. No es lo mismo ver los puntitos luminiscentes a lo lejos, que quedan bonitos y les da un toque mágico a la noche, que ver una luciérnaga volando en el baño hacia tu cabeza. Son feas...
Esta noche me costó dormirme. Dormí con la ventana cerrada, a pesar de tener mosquitera, con calcetines y manga larga y no muy bien… entre la araña, la luciérnaga, la cucaracha que pisé sin querer… me esperaba una noche guapa.
Pero es lo que tiene al estar en medio del bosque. Hay que aprender a convivir con los bichitos... para lo bueno y para lo malo.

Oropéndola Moctezuma

La verdad es que he pasado mucho tiempo en el hostal y he podido observar a muchos pájaros. En especial a este, la Oropéndola. Con estas vistas veía a este pájaro cambiar de árbol…

La he estado viendo durante todo el viaje, sobre todo en Bocas. Aquí me ha entrado curiosidad por saber más sobre este pájaro.

Su canto, sobre todo, al amanecer y al atardecer, como ya expliqué en mi post anterior, tiene un sonido como así: gluglugluglilglu. He buscado un vídeo en el youtube:

Ese sonido lo hacen mientras se balancean en una rama para atraer a la hembra. En esta especie la monogamia no existe. El papel del macho es proteger y vigilar, las hembras construyen estos preciosos nidos  que tardan en hacerlos entre 17 a 18 días (parecidas a las lámparas que hago, jejeje). Muy artesanas ellas. Los elaboran, principalmente, con las hojas de los plataneros cortándolas en tiras. Cuando acaban el nido la hembra elegirá al macho dominante.

CATIE

Durante mi estadía en Turrialba fui a visitar el CATIE (Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza). Un lugar que me había comentado Andreas, mi amigo alemán que tiene una finca al norte de Costa Rica, a la que iré al finalizar MI VIAJE para ayudarle con sus arbolitos y dar una charla en un par de colegios sobre la Lapa Verde. Ya hablaré de ello cuando llegue el momento. Andreas estaba interesado en que fuera a este lugar para pedir info sobre unas semillas que quiere para su terreno. La lista que me había dado era muy específica y en aquel lugar no tenían lo que pedían en ese momento. Estuve hablando con la gente tan amable del lugar y llegué a conseguir el email del tipo encargado del banco de semillas.
Fui caminando unos cinco kilómetros desde el hostal, por el sendero que lo une con el pueblo y luego me pasee por las calles del pueblo hasta dar con la carretera que llagaba directa al CATIE. Un camino largo, pero motivador al ver este cartel casi al final del caminito.

Uno de los principales atractivos del CATIE es el precioso Jardín Botánico.

Escondido se encuentra este árbol, llamado ojoche. Representa a la madre naturaleza y los espíritus de los bosques. Fue pintado por Charles Veiman, costarricense.

Me dejé llevar por los pequeños senderos de aquel lugar, sin ver el mapa que me ofrecieron. Encontré, una vez más, árboles, plantas y frutas que no había visto aún.

Costus, de Costa Rica

Dracontium de Costa Rica

Ñam-ñam de Asia


Un manto rosado por el árbol de la Manzana de agua de Asia, dónde me quedé jugando un rato, hipnotizada por el color…

Por el camino conocí a Geovanny un chico que trabaja en el vivero desde hace bastante tiempo. Me mostró el lugar, me enseñó dónde germinaba las semillas y me habló un poco del proceso.


Allí vi una flor espectacular. Me dijo que se llamaba Harastaliotia, parecida a una planta carnívora, pero no lo era. Tiene un olor bastante desagradable que atraía a los insectos, lo comprobé, apestaba.

También pude ver el fruto de la Palma del Viajero J , originaria de Madagascar. Suuuper bonito, me quedé enamorada de ese color azul brillante y de saber que esto proviene de este precioso árbol que he visto a lo largo del viaje. Ahora cuando lo vuelva a ver, recordaré ese color...

Después, como el chico me veía alucinada por lo que me contaba, me enseñó dos árboles hermafroditas. Uno se llama Bala de cañón. Un árbol precioso con una flor muy interesante capaz de polinizarse a sí misma. En su flor se encuentran los estambres, órgano sexual masculino (parte inferior, en la foto) dónde se produce el polen y en la parte superior se encuentra el pistilo que es el órgano sexual femenino. La cosa es que los insectos claro que ayudan a la polinización de estas flores, llevando el polen de un órgano a otro, pero el dato curioso es que, al aumentar la temperatura, las dos parte se juntan pudiéndose “auto”polinizar.

El segundo árbol que me mostró se llama Quepal, o eso entendí. Las flores que se encuentran en el tronco poseen el órgano sexual femenino y las de las ramas los masculinos.

Me mostró el camino hacia un mariposario.

Nada de un lugar cerrado con millones de mariposas, sino un trocito de terreno con arbustos florales dónde se posaban las mariposas que quisieran.

Allí me quedé bastante tiempo friqueando con las mariposas.

Me encanta intentar hacer fotos a las mariposas, creo que es un poco complicado y hay que tener paciencia. En este caso, tenía todo el tiempo del mundo y pude hacer un millón de fotos…

La mariposa me parece un insecto hermoso. Con colores diferentes si tienen las alas abiertas o cerradas. Dicen que en sus alas hay unos polvitos que si se mojan ya no les permiten volar más.

Me pudo el calor haciendo fotos a las mariposas y seguí perdiéndome por los caminitos de este precioso lugar. Acabé como metida en la selva, sin saberlo… Me empezaron a picar los moscos. Mientras me rascaba vi una oruga y una mariposa, dos insectos tan diferentes pero tan parecidos…

No sé por qué razón seguí metida ahí, pero el lugar era  espectacular. Me encontraba en un pequeño bosque de bambú.

Ensimismada mirando hacia arriba, contemplando la envergadura de los palos de bambú, se cruzó un tucán a un metro de mi cara a toda velocidad. A saber a dónde iría con esa prisa, no me dejó hacerle ninguna foto.

Cuando acabé mi visita en esta parte del CATIE, me fui andando por un camino de unos tres kilómetros a la otra parte, dónde están las escuelas, universidad, cafetería. Merecía la pena ir. Por el camino había plantaciones de café y de otros árboles. Hacían pruebas y mezclas entre especies, experimentos en sí… 

Me encontré a un chico que estaba haciendo un master de Prácticas de la conservación de la biodiversidad (22 000 $ el máster de un año y medio, flipa). Él estaba cogiendo estos frutos que me dio de probar, me parece que eran lichis. Buenísimos y jugositos.

Por el camino me quedé alucinada viendo la corteza colorida de algunos árboles, que según mis investigaciones, este árbol podría ser el de eucalipto.

Las vistas que tenía a mis laterales me encantaban.

Iba contenta, sola en el camino. No había nadie. No me había cruzado con gente de fuera en toda mi visita. Iba saltando sin importarme nada.

Hasta que me encontré con esta oruguita que casi aplasto.

Finalmente llegué al lago del que me habló el chico de la entrada, que fue el que me aconsejó ir hasta allá. Un lago precioso. En él había una especie de isleta dónde se encontraba una colonia de garzas entre los bambúes.

Allí anidan tres tipos de garzas. Me comentó un chico, que no tienen nada que ver las unas con las otras, sólo comparten el árbol y cada una hace su nido.

Escuchando el sonido de aquellas aves y, de vez en cuando, echando la vista hacia el lago para ver cómo volaban de un lado a otro.

A mi lado, caminaban otro tipo de aves, más pequeñas, buscando gusanitos para comer en el verde o en los nenúfares. Se llaman jacanas y las hembras (color más pardo) pueden tener a su merced alrededor de 4 a 5 machos.


Me quedé descansando un rato más, tumbada, acompañada de una bonita mariposa y de un árbol que abrazaba a otro.

Parque Nacional de Guayabo

Para conocer este lugar tan especial cogí un bus que me llevó atravesando montañas durante una hora.

Aquí se conservan estructuras arqueológicas que estuvieron habitadas por una población indígena sedentaria desde el año 100 a.c. hasta 1400 d.c, pero su mayor desarrollo se alcanzó en el año 800 d.c.
Puse el oído a lo que decía un guía que estaba por allí, las únicas personas que habían. Decía que el lugar para esta población no se eligió al azar. El lugar, de difícil acceso, rodeado de un bosque tropical lluvioso en la falda sureste del Volcán de Turrialba servía como de protección personal ante algún ataque y para evitar la caída de las cenizas del volcán por los vientos. Era una población sedentaria que se alimentaba de caimanes y armadillos, conocido por las pruebas de C14. Cultivaban maíz y cacao en la zona más cálida (baja) y posiblemente tubérculos en la zona más fría (alta). Se dedicaban a crear figuras con piedra volcánica así como mesas, asientos que fueron encontradas en las exploraciones realizadas a finales del siglo XIX.

Este es una maqueta del lugar…

En estas ruinas pude ver “montículos” circulares de piedra con diferentes tamaños utilizados como base para construir los palenques, sus viviendas, hechas con madera, palma y bejucos.

Acueductos cerrados o abiertos que servían para conducir el agua desde los nacientes hasta los tanques de almacenamiento. Las piletas, que aún están en funcionamiento, recogen agua de dos manantiales. No se sabe si la usaban para tomar, para bañarse o incluso para rituales… quién sabe!?

También pude ver los restos de algunas tumbas. Se piensa que en este lugar sólo se enterraba a gente importante, cerca del montículo principal.

Y por último una calzada de piedra. Estos caminos se usaban como vías de tránsito que se prolongaban en diferentes direcciones.

Después de ver esto, subí a un mirador para verlo todo desde arriba junto a una lagartija que estaba tomando el sol.

El sitio era bonito y como culturilla está bien, pero lo que más me gustó fue el Sendero Canto del Agua.

Comencé el sendero, estaba totalmente sola.

Y rápidamente me mimeticé con el entorno…

Allí, al principio del sendero, en el hueco de un tronco, vi la casita de unos posibles duendes
y la casa de algún ser más grande a la que entré sin pedir permiso.

Recorrí un sendero totalmente natural acompañada del susurro del agua del río Lajitas y de un pequeño afluente.

Los caminos verdes y espesos no dejaban pasar apenas los rayos del sol.

A mi izquierda pude ver un estrechito camino que conducían, por una bajada bastante empinada y resbaladiza, al río. Un precioso lugar con unas tonalidades que me hicieron quedarme bastante rato allí, relajada y escuchando sólo el sonido del agua pasar.


Por mi camino me encontré un grueso árbol custodiado por hormigas con sus imponentes casas levantadas con arena.

Seguía andando, ya terminando el sendero, sin perder la vista a cualquier cosa que podría cruzarse en mi camino.

No decir las flores nuevas que iba viendo...
Hasta que me encontré esta planta con extraña belleza.

Tucán pico de arcoíris

Tengo que decir que, prácticamente, todas las mañanas me he levantado a las 5:30 para intentar ver a los tucanes. Siempre se les escuchaba de lejos y tímidamente se colocaban en unas ramas a unos cuantos metros de la terraza. Justo cuando quería sacarles una foto se iban y les perdía de vista. Les he visto algunas veces por el hostal, más que verles, les escuchaba, pero no me daba tiempo a echarles la foto. Tienen un sonido peculiar, parecido al croak croak de una rana.

El último día decidí hacer un dibujo de este tucán, me parece un pájaro super bonito y me parecía una pena no poder tener una foto de él. Cuando terminé, tuve la suerte de verle en aquella rama. Estaba bastante lejos, pero pude tomarle unas cuántas fotografías. Malas porque mi objetivo es una caca, pero haciendo zoom y modificando un poco las cosas, pude, a duras penas, sacarle algo de color…

Me fui contenta por haber conocido este lugar tan tranquilo y bonito y llevarme en el recuerdo a  las personas que he encontrado en él. Tal vez nos volvamos a cruzar... :-)

Y me llevo esta camiseta que me regaló Ingrid!!!!

Ahora voy a pasar una semana con mi tía de mochileras. Conoceremos más partes de este precioso país y le mostraré lugares que nunca olvidará. Empiezo la 3a parte en Costa Rica!!!

Pura Vida Maeee